Durante todo el camino nos encontramos con paneles donde ese explican los diferentes valores ambientales de la ruta y así nos encontramos con antiguos chozos de piedra, vestigios de un poblado de la Edad de Hierro, el refugio del bandolero Diego Corrientes y muchas otras sorpresas.
Llegamos hasta los miradores donde se veía un paisaje precioso, pero no podíamos irnos sin subir hasta la Torre del mirador. Llegamos a él por una senda a la derecha y al subir descubrimos el espectacular paisaje, no sólo por el terreno sino también por las numerosas aves que sobrevolaban la zona.
Esta ruta nos ha enamorado y os animamos a que la disfrutéis. Recordad no cortar las flores de las peonías porque están en peligro de extinción y así los demás senderistas la pueden disfrutar.
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